jueves, 3 de julio de 2008

No soy perfecta

Empiezo reconociéndolo: No soy perfecta.
En muchas ocasiones no se cómo actuar, no sé qué decir... A veces no sé nada.
Me preguntan cosas a las que no tengo respuesta y es algo que no puedo cambiar, no lo sé todo, ni creo que, quisiera saberlo.
Intento ayudar, siempre intento ayudar y, al final, hay que reconocer que es por rachas, según cómo esté la otra persona.
Afortunadamente, estoy bien y no tengo nada de lo que preocuparme ahora. En cambio siento que, necesito algo que me descoloque.
Siento que llevo una temporada bastante estable, y que ese cambio está acechándome. También sé que este mes ha sido chunguillo para todos, incluso yo he pasado altibajos, pero no queda más remedio que ir superándolos. Ahora, que todo parece que va a ir poco a poco a mejor, siento que me voy a mantener en este estado hasta que llegue algo para mí, igual que cada para uno de vosotros; pero que cada uno en su mundo, sabrá lo que coje y lo que no, lo que quiere para sí y lo que no, lo que quiere vivir y cómo lo quiere vivir.
Me gustaría muchas veces tener siempre un consejo para cada persona, una opinión que se amolde a la vivencia de cada uno, unas palabras amables aderezadas con positividad. Lamentablemente, las pocas veces que piden mi consejo, casi nunca acierto, parece que necesitan más y es algo que no puedo dar.
Quizás tengo una visión diferente de entender la vida, y en algunas personas, he intentado reflejarlo, aunque a veces no logre que llegue, pero creo que ya no sé hacerlo de otra manera.
En determinados momentos mi intuición quiere que hable y luego el tiempo me intenta demostrar que me equivoco, y al final, casi siempre tenía razón. Pero no lo quiero pensar desde el principio y tengo una respuesta muy sencilla a esto.
Si tuviera, perdon, si creyera que desde el principio tengo razón, que las cosas a veces no salen del todo bien y que es posible que esa persona se equivoque, si mantuviera esa opinión me convertiría en una persona orgullosa, y no deseo serlo. Prefiero, perdon, ELIJO dar una primera opinión de "no sé si es lo correcto, pero, tu que quieres hacer? [...] pues hazlo". Elijo apoyarla, estar ahí cuando necesite, aún sabiendo que alguien me dice por detrás que no va a salir bien. Elijo darle mi consejo cuando necesite, mantenerme al margen y hacer cuanto puedo. ¿Por qué? Porque no quiero ser una mala persona, no quiero ser la que habla sin razón, no quiero enfadarme con nadie, odio enfadarme. Mi cuerpo no responde cuando me siento inestable y ni mi mente, ni mi corazón, están tranquilos cuando tengo un pequeño contratiempo con alguien.
A veces espero que la otra persona dé el paso, pero no siempre puede ser así, porque en ocasiones, por orgullosos, cuando no va una, la otra tampoco, tirando al aire una moneda a ver quién tiene que pedir perdon. No es un caso de suerte ni probabilidad; es de humildad. Por eso muchas veces aunque no tenga motivos para volver, doy el paso, porque no soporto tener esa presión en el pecho: me come el corazón.
En el fondo, no sé lo que siente durante ese tiempo la otra persona, pero por poco que me demuestre que se sentía igual que yo, aunque sea una décima parte, ya me es suficiente. Es suficiente para decirme que a mí no me ganó el orgullo. Y muchas veces, me siento perdida en situaciones incómodas, y luego resulta que, todo por nada.
Obviamente no domino todas mis emociones, espero algún día poder hacerlo.
Sin darme cuenta me preocupo de cosas que, quizás, no debería. Sé que cuando alguien me necesite estaré ahí, que sólo hace falta una llamada de teléfono y la gente lo sabe. Pero insisto, insisto porque me da la impresión de que si no pregunto, la otra persona piensa que a nadie le importa, y a mí sí. A mí me importa, me importa que la gente esté bien, me importa que yo pueda hacer algo, que pueda sacarle una sonrisa. Me hace un poco más grande cuando le saco una sonrisa a alguien, y yo sóla sé que es sincera. Que le sale del corazón porque la necesitaba.
Si bajo la guardia, si pienso que todo está bien y me pongo a pensar en mí, al par de días cuando me dicen "estoy mal" me siento culpable; es algo superior a mí, sobre todo con algunas personas en especial. Me siento mal por no haberme dado cuenta, y porque no me avisaran si querían mi compañía.
Es algo que quizás no entiendo, el tener que saber cuando sí o cuando no.
Creo que tengo varias amistades con la que la noción de compañía-problemas es totalmente dieferente:
Con unas, abundan las risas y la fiesta, y parece que no soy si no una persona más con la que compartir, a la que poco a poco cogen confianza y en donde yo intento involucrarme poquito a poquito en sus vidas, para que si en cualquier momento me necesitan, estar ahí como cualquier otra, aunque no sea a la primera a la que le comentan sus preocupaciones.
Otras, que aunque no comparto grandes momentos, nuestra relación se basa en otra clase de vivencias. Y que, sin quererlo, en algún momento u otro me entero de sus problemas o necesidades sin querer escucharlo, haciendo que en parte, el estar ahí también se crea una unión, una confidencialidad que no puedes saltarte. Sabiendo que no debes de implicarte.
Y sin embargo, otras que, no puedes no implicarte, que sientes que en tu vida se ha marcado que tenías que pasar por la vida de ésta, y que, aunque tu tienes o tuviste la oportunidad para decidir si querías apartarte de su vida o seguir en ella, tu no pudiste hacer otra cosa que seguir a su lado. Sabiendo que muchas veces no sabes como actuar porque no la conoces, pero sigues ahí, haciendo lo que en cada momento sientes, dándole en medida de lo posible lo que ella te pide, lo que necesita, facilitándole las cosas en medida de lo posible, intentando cambiarle la rutina, o dejando de hacer tus cosas, por un posible café. Sientes que debes estar ahí cuando precise, porque muchas veces, cuando está contigo, es diferente, sensible: tiene corazón. Aunque no entiendas su comportamiento en muchas otras por ese dolor que va arrastrando y que tú no puedes hacer otra cosa que respetar. Estás ahí y seguirás ahí para cuando precise. En lo bueno acompañándola, y en lo malo para consolarla.
Compensa esos momentos cuando el orgullo se deja vencer por una lágrima y espera a tu presencia para aferrarse a tí.
Y cuando se va, cuando coje fuerzas y puede caminar sola sin tu compañía, ahí quedas tú esperando darle la mano de nuevo. Y ésta es sóla e integramente tu elección.
Das opciones, esperas respuestas. No a todas consigues... ni nadie.
Simplemente me quedo al margen para cuando alguien necesite mi mano. ¿Dependiendo de los demás? Podeis mirarlo así, pero sólamente intento ser un poquito mejor persona, intentando ayudar a quien necesita con lo que esté en mi mano.
Sólo intento ayudar, inculcar, invitar, animar, hacer sentir a veces... Me han demostrado que puedo conseguirlo, puedo cambiar un poquillo la visión de alguien, enseñar a sentir, cambiando mi manera de ver las cosas y dándole todo a la otra persona en cuestión de segundos para que olvide el odio y pueda el amor.
Y... aunque sé y soy consciente de no puedo solucionar todo, y que en otras, no sale como yo quiero... Seguiré haciéndolo. Seguiré intentando crecer y que crezcais. Como pueda.

¿Ilusa? Puede ser.
Sólo sé que... No soy perfecta...

No hay comentarios: