jueves, 23 de agosto de 2007

Desde el principio el destino marcó que ese era nuestro sitio... No nos negaremos, seguiremos yendo para recordar que allí cada una empezó a recojer los pedacitos de la otra con la intención de volverlos a juntar. Surtió efecto, estamos vivas, enteras y felices.

Y sólo con una mirada antes de cojer la curva que nos lleva al final del día, ya sabemos que alguna de las dos necesita que el mar le susurre qué esta pasando, mientras se congela el tiempo hasta que la espuma llegue a la orilla y desaparezca por completo para que, se pueda volver a formar una ola nueva aún más fuerte...

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